Від початку проекту ««Новий Декамерон» (10-е оповідання) мовами світу» (http://www.vsesvit-journal.com/curiositi…/the-new-decameron/) до редакції журналу «Всесвіт» надійшло ще два переклади оповідання Бориса Фінкельштейна, які підготували Наталія Пнюшкова, д-р Сесилія Пальма, проф. Ракель Бальтазар.
Щиро вдячні шановним перекладачкам, які майстерно впоралися й погодилися, щоб ці твори були поширені для читачів світу.
Публікуємо переклади й сподіваємося, що вони допоможуть іспаномовним (в Іспанії й Латинській Америці чимало «жертв» пандемії) й португаломовним (Португалія й Бразилія потерпають від COVID-19) читачам під час режиму самоізоляції впевнитися у вірі, що й цю «чуму» буде подолано. Головне не втрачати сили духу й надії на зміни.
Borys Fynkelshteyn
El nuevo Decamerón, o Historias junto a la chimenea
Día diez
«El que tiene oídos para oír, oiga.»
El viento sopló fuerte. Largas columnas de polvo de nieve se elevaron sobre los picos de las montañas. Sólo era posible esquiar en los lugares protegidos del viento. El camino estaba cubierto, el frío se puso más sensible.
“¿Dónde está el calentamiento global?”, pensé, encogiéndome debido a una penetrante tormenta de nieve: “Tal vez hoy podríamos habernos reunido antes de cenar». Se volvió oscuro temprano y la hora de cenar también llegó antes. Después de un vaso de Chianti, la chimenea chisporroteaba especialmente acogedora. Todos se miraron uno al otro. “Bueno, ¿quién es el más valiente?” El largo silencio fue interrumpido por un anciano italiano.
“Mi nombre es Antonio”, comenzó. “Soy un sacerdote de la Iglesia católica en Milán. Fui ordenado bastante tarde, a los treinta, y ahora tengo casi sesenta años. He estado esquiando desde la infancia. No está prohibido en la iglesia, así que viajo por poco tiempo a lugares decentes en invierno. Sirvo liturgias, enseño teología en la Universidad Católica del Sagrado Corazón. Y las cosas han estado así desde hace años. Mis intereses de investigación incluyen historia de iglesia, orden de oficios religiosos y mucho más; entre ellas cuestiones filosóficas, históricas y teológicas complejas y alta ciencia, pero hay problemas que le importan a la gente común, preocupaciones mundanas que también pertenecen a las funciones de mi oficio. En un momento estuve casado y feliz. Ella me dejó para siempre en la plenitud de la juventud, después de haber tenido un accidente de coche. Fue después de este trágico evento que decidí dedicarme a la iglesia. Una vez que me ordenaron, así como ordenaron a otros sacerdotes, el efecto del celibato se extendió. Por lo tanto, no tengo hijos, y mis parientes inmediatos son sobrinos.
Durante muchos años he estado observando la vida en todas sus manifestaciones. Los feligreses a menudo recurren a mí con sus preguntas y problemas. Con el tiempo comencé a sacar ciertas conclusiones de este flujo de información. Aún así, también soy un científico. En el ámbito de mi especial atención, estudio e investigación, siempre ha habido un libro; El Apocalipsis de San Juan, también conocido como el libro de las Revelaciones.
Las Revelaciones fueron escritas por el apóstol Juan quien estaba exiliado en la isla de Patmos, en la segunda mitad del Siglo I después de Cristo. La Iglesia considera el Apocalipsis como una imagen profética de los últimos tiempos del mundo, de los eventos que tendrán lugar antes de la Segunda Venida de Cristo a la tierra, y de la apertura del Reino de Gloria para todos los verdaderos creyentes cristianos. Las páginas crueles de la historia terrenal real, han alentado repetidamente a los creyentes para que crean que es su tiempo el que precede a la Segunda Venida; para que busquen en el mundo exterior signos de la próxima batalla final del bien y del mal.
La realidad parecía muy similar a veces, pero invariablemente seguía la restauración del ser arruinado. Está claro que con la edad, en cada uno de nosotros, inevitablemente, surgía una premonición de nuestro Apocalipsis personal. Quizás es por eso que la Revelación tiene tantas interpretaciones diferentes, escritas casi exclusivamente por investigadores bastante viejos. Pero ahora es un período muy especial. Es muy probable que la humanidad esté llegando tangiblemente al fin de su Programa. Las condiciones de vida en el planeta Tierra están cambiando. La creación de la World Wide Web ha llevado a cambios irreversibles de las relaciones en la sociedad, la unificación planetaria de una variedad de información, bases de datos, conocimientos y capacidades intelectuales. En los viejos tiempos, se prestó atención especial al desarrollo de la personalidad, al individuo; éste fue el portador del conocimiento, el creador de la nueva información. Ahora todo está en la web, sólo mira allí. Es cierto que la información no siempre es cierta, pero esto ya no es el criterio principal cuando se asimila. El desarrollo de las tecnologías digitales, dentro de poco puede llevar al surgimiento de la inteligencia artificial. Es decir, una persona, la creación de Dios, que sigue viviendo de acuerdo con las reglas establecidas para ella, está tratando de crear algo que funcione de acuerdo con el programa que ya ha creado. Al menos en la etapa inicial, pero quién sabe qué va a guiar a los seres humanos en sus acciones. Este es un tipo de nuevo cambio evolutivo, sino más bien, un intento de cambiar al hombre mismo.
Según la Santa Biblia, los precursores de los últimos acontecimientos de nuestro Mundo son los cuatro jinetes del Apocalipsis. Aparecen uno después del otro, cada uno después de la apertura del próximo sello: los primeros cuatro de los siete sellos del libro de Apocalipsis.
Hay diferentes opiniones sobre lo que representa cada uno de los jinetes, pero con mayor frecuencia se les llama: Peste, Guerra, Hambre, Muerte. Peste monta sobre un caballo blanco, a veces se le llama el Conquistador; Guerra está en un caballo rojo, a veces se puede ser llamado la Discordia; Hambre está en un caballo negro; Muerte está en un caballo pálido.
El Señor los llama y les da poder.
En el Siglo XX, muchos creían que la gripe española era la plaga bíblica, y luego hubo guerra, hambre y muerte. Pero no, eso se acabó. Sin embargo, los cambios radicales en la civilización humana al final de ese siglo se aceleraron peligrosamente, surgieron numerosas amenazas nuevas, tanto artificiales como naturales. En este momento, miro, y me parece que el primer sello ya está roto y pronto veremos un jinete sobre un caballo blanco. En la lejana China, a fines de diciembre, una nueva infección peligrosa vino de algún lado, y parece que se moverá en nuestra dirección, capturando al mundo.
Para no hablar por hablar, voy a explicar en qué se basan mis suposiciones. Entre los libros sagrados y los textos teológicos, están los canónicos, universalmente reconocidos, y están los apócrifos de diversos grados de confiabilidad. Los textos apocalípticos se conocen desde los tiempos antiguos. Algunos de ellos, por ejemplo el Libro de Enoc, también se incluyeron simultáneamente en los documentos canónicos (como el Libro de Enoc forma parte de la Biblia Etíope). Pero la cuestión es el tiempo. Hay antiguos textos apócrifos de tiempos precristianos donde se habla sobre las fechas del Juicio Final. En distintas fuentes varían de ocho a diez mil años, a partir de la creación del mundo. Estas fuentes no son canónicas y no se incluyeron en el Antiguo Testamento, por lo que podemos aceptar sus propuestas o no, depende de la fe, pero no podemos ignorarlas por completo. Permítame recordarle que la Iglesia Católica, en general, acepta la opinión de que la creación del Mundo tuvo lugar desde 4713, hasta 4004 años antes de Cristo.
Para contar, ya no queda mucho tiempo, dado los largos períodos de los últimos días que figuran en el Libro de las Revelaciones de San Juan.
La verdad no es siempre accesible para el hombre, y la verdad absoluta no es accesible en principio, sólo se puede obtener en la revelación.
La incredulidad, el escepticismo, la negación de los fundamentos son característicos de nuestro tiempo y son signos del declive moral de nuestra civilización. El hombre es débil y pecaminoso. Pero hay que vivir todos los días como el último, con la verdad en el corazón que es disponible para nuestro entendimiento y la fe en el alma, y en este caso todos estos eventos inevitables no serán tomados por sorpresa. La salvación de las personas siempre debe estar del lado de las fuerzas del bien.”
Con estas palabras el padre Antonio completó su sermón; no fue como una historia típica. Por respeto a su orden y al significado de lo que se dijo, nadie se opuso, pero debido a un conocimiento insuficiente, tampoco se hicieron preguntas, aunque alrededor de la chimenea estaban presentes personas de otras denominaciones religiosas. Poco a poco todos comenzaron a dispersarse, mañana era un nuevo día.
Era hora de irme también. Subí a la habitación por una escalera de madera tallada que giraba fantasiosamente de un piso al otro, y pensé: «De todos modos, el celibato es una prueba difícil para un cura católico. Es difícil estar solo para un hombre, y los pensamientos tristes ocurren con mayor frecuencia y con más pesimismo sobre el mundo. ¿Y la verdad? Sí, a una persona no se le da el conocimiento completo, especialmente al nivel de los conceptos universales». Me acosté con esto, esperando que todo estuviera bien. ¡Qué equivocado estaba!
Ahora, terminando esta historia a fines de marzo de 2020, ya han pasado dos meses y medio desde que conocí al Padre Antonio.
Sin embargo, el mundo ha cambiado. Aquí estoy sentado en un asedio profundo y en cuarentena completa en mi casa en los suburbios de Barcelona. Hay una epidemia en España, una peste. Todos los días miles de personas se enferman, y muchas mueren, aún más en el norte de Italia (Lombardía), donde el Padre Antonio realiza su servicio. Hay muchas personas muriendo por allí, varios cientos de personas al día, a menudo son trabajadores médicos y sacerdotes católicos. Sinceramente espero que no le haya pasado nada malo al Padre Antonio.
Esta pandemia puede que no sea la más mortal en la historia de la humanidad; ya que la letalidad de las epidemias de viruela y cólera alcanzó el treinta por ciento, y la peste negra (peste bubónica) hasta el noventa por ciento. Pero ésta realmente causa cierto horror místico en el hombre moderno. La cosa, probablemente, es que la epidemia realmente mostró a la humanidad lo poco que puede hacer ante pruebas serias. Parece ser que estuvimos confundidos sobre nosotros, exagerando arrogantemente nuestro conocimiento y logros. Esta situación nos trajo a los días en que la medicina moderna no existía; ya que sólo podemos confiar en las capacidades de nuestro propio cuerpo y en la ayuda de amigos.
Aquí está, un jinete sobre un caballo blanco. Como dice Shakespeare: «Una plaga sobre ambas casas». El Padre Antonio tuvo razón; era necesario pensarlo antes con verdad en el corazón y fe en el alma.
Quizás todavía hay tiempo, y tomando medidas oportunas, no veremos al Jinete en el caballo rojo. Es hora de que la humanidad se haga mayor y más sabia, se deshaga de la ira y la desconfianza mutua, aprenda a resolver conjuntamente los problemas que el destino nos presenta, sin perjuicio de las opiniones políticas y religiosas personales, o la falta de ellas.
El odio mutuo es peor que las epidemias y los cataclismos terrenales. El gran poeta estadounidense Robert Lee Frost lo describió de esta manera:
Hay quien dice que el mundo acabará en fuego,
hay quien dice que en hielo.
Por lo que he conocido del deseo
estoy con los que por el fuego se decantan.
Pero si tuviera que sucumbir dos veces,
creo que del odio sé bastante
para decir que para la destrucción el hielo
es también eficaz
y sería suficiente.
Ya está claro que la pandemia cambiará nuestro mundo. Espero que mejore. De hecho, cuento con ello.
Barcelona. 03.2020
©Traducido por Natalia Pniushkova, Cecilia Palma Jara
Borys Fynkelshteyn
(Ucrânia — Espanha)
«O Novo Decameron, ou Contos à Lareira»
Dia 10
«Quem tem ouvidos, ouça»
Um vento forte começou a soprar. Longos redemoinhos de neve elevavam-se acima dos picos das montanhas. Só se podia esquiar em lugares protegidos do vento. A estrada estava bloqueada; estava notavelmente a ficar frio.
«Onde é que está então esse aquecimento global?» Eu pensei, aconchegando-me contra a nevasca cortante. Talvez hoje nos podíamos ter reunido antes do jantar. Tinha escurecido mais cedo e o jantar também era mais cedo. Depois de um copo de chianti, podíamos apreciar o agradável crepitar do fogo na lareira. Todos se entreolharam. «Bem, quem é o mais corajoso?» O silêncio prolongado foi quebrado por um italiano idoso. «O meu nome é António», ele começou. «Sou sacerdote católico romano em Milão. Fui ordenado bastante tarde — aos trinta anos. Agora tenho quase sessenta anos. Sou esquiador desde a infância. A Igreja não o proíbe, então no inverno faço visitas curtas a alguns lugares agradáveis. Presto serviços e ensino teologia na Universidade do Sagrado Coração. É assim há muitos anos. Os meus interesses académicos incluem a história da Igreja, formas de adoração e muito mais. Questões teológicas, históricas e teológicas complexas. Coisas de primeira linha. Mas também existem problemas que preocupam as pessoas no dia a dia. Eles também fazem parte do meu ministério. No meu tempo, eu era feliz casado. Ela foi-me tirada para sempre, morta num acidente de carro. Foi após esse trágico evento que eu tomei a decisão de me dedicar à Igreja. Após a ordenação, como outros homens das vestes, fiz um juramento de celibato, por isso não tenho filhos e os meus parentes mais próximos são os meus sobrinhos.
Por muitos anos, eu tenho observado a vida ao meu redor em todas as suas manifestações. Os paroquianos geralmente voltam-se para mim com as suas perguntas e problemas. Com o tempo, comecei a chegar a conclusões definitivas a partir desta torrente de informações. Mesmo assim, ainda sou académico. O foco da minha atenção, estudo e pesquisa foi a Revelação de São João, ou, como às vezes é chamado, o Apocalipse. As Revelações foram escritas por São João, o Divino, na ilha de Patmos, na segunda metade do primeiro século D.C. A Igreja vê o Apocalipse como uma imagem profética dos últimos dias do mundo e dos eventos que acontecerão antes da segunda vinda de Cristo, quando o Reino da Glória será revelado, preparado para todos os cristãos crentes. As páginas cruéis da história da Terra muitas vezes levaram os crentes a pensarem que o seu tempo está a chegar, antes da segunda vinda de Cristo, e a procurar no mundo ao seu redor sinais da iminente batalha do Bem e do Mal.
A realidade às vezes parecia-se muito com isso, mas invariavelmente seguia a restauração de vidas despedaçadas. É claro que, à medida que envelhecemos, cada um de nós inevitavelmente adquire um pressentimento de um apocalipse pessoal. Possivelmente por isso, existem muitas interpretações das Revelações, escritas quase exclusivamente por pesquisadores mais maduros. Mas agora é um período especial. Parece muito como se a humanidade se estivesse a aproximar palpavelmente da conclusão do seu programa. As condições de vida estão a mudar no planeta Terra. A criação da world wide web levou a mudanças irreversíveis nas relações sociais e na unificação planetária de uma variedade de informações, bases de dados, conhecimentos e possibilidades intelectuais. Antigamente, a ênfase estava no desenvolvimento da personalidade do indivíduo; ele era o portador do conhecimento, o criador de novas informações. Hoje tudo está na Net; apenas tem de procurar lá. É verdade que as informações nem sempre são precisas, mas esse não é um critério básico para a sua assimilação. O desenvolvimento da tecnologia digital pode, num curto espaço de tempo, levar ao aumento da inteligência artificial. Ou seja, o homem, a criação de Deus, vivendo de acordo com os princípios estabelecidos para ele, tenta criar algo que funcionará de acordo com um programa que ele mesmo criou. Pelo menos, nos estágios iniciais, mas quem sabe por que a humanidade será guiada nas suas ações. Este é um tipo de mudança evolutiva, ou melhor, uma tentativa de mudar a própria humanidade.
De acordo com a Bíblia, os arautos dos últimos dias são os Quatro Cavaleiros do Apocalipse. Eles aparecem um após o outro depois da abertura de cada selo — os quatro primeiros selos dos sete selos das Revelações.
As opiniões diferem quanto ao que os cavaleiros personificam, mas costumam ser chamadas de Pestilência, Guerra, Fome e Morte. A Pestilência monta um cavalo branco e às vezes é chamada de O Conquistador. A Guerra monta um cavalo vermelho e às vezes é chamada de Discórdia; A Fome monta um cavalo preto e a Morte um cavalo pálido.
O Senhor convoca-os e confere-lhes força.
No século XX, muitas pessoas pensaram que a gripe espanhola era uma praga bíblica, mas depois vieram a guerra e a fome. Mas não, passou. No entanto, mudanças radicais na civilização humana até ao final do século XX aceleraram-se perigosamente. Muitas novas ameaças surgiram, tanto artificiais quanto naturais. Agora eu vejo, parece-me que o primeiro selo já foi aberto e em breve veremos o cavaleiro no cavalo branco. Na China distante, no final de dezembro, uma infecção nova e perigosa eclodiu de algum lugar e parece mover-se na nossa direção e conquistar o mundo.
Para fornecer evidências firmes, direi em que se baseiam as minhas suposições. Entre os textos sagrados e teológicos, há aqueles geralmente aceites, que são canónicos, mas existem textos apócrifos de autenticidade variável e existem há muitos séculos. Alguns deles, como o Livro de Enoque, por exemplo, também estão incluídos nos textos canónicos (o Livro de Enoque está incluído na Bíblia da Etiópia). É tudo uma questão de tempos. Existem textos apocalípticos pré-cristãos antigos que falam do Dia do Juízo Final. Em diferentes fontes, varia de oito mil a dez mil anos desde a criação do mundo. Estas fontes não são canónicas e não estão no Antigo Testamento. Podemos, portanto, aceitar ou rejeitar as suas proposições. É uma questão de fé, mas não as podemos ignorar completamente. Relembro que, na Igreja Católica, geralmente aceita-se que o mundo foi criado de 4713 a 4004 anos antes do nascimento de Cristo.
Podemos calcular que pouco resta, levando em consideração os longos períodos de tempo expostos no Apocalipse.
A verdade nem sempre é acessível à humanidade, e a verdade absoluta é inacessível no seu princípio e só pode ser acedida através da revelação.
Descrença, ceticismo e negação do que é básico são características do nosso tempo e são sinais do declínio moral da nossa civilização. O homem é fraco e pecador. Mas deve-se viver todos os dias como se fossem o último. Com, no coração, a verdade disponível ao entendimento e, na alma, fé, então, todos estes eventos inevitáveis não nos apanharão de surpresa. A salvação está em estar sempre ao lado do Bem.”
Com estas palavras, o padre António concluiu o seu sermão (era muito diferente de uma história). Por respeito pelo seu cargo e pelas suas palavras sensatas, bem como pela falta de conhecimento do assunto, ninguém respondeu e não houve perguntas, embora, ao redor do fogo, houvessem pessoas de outras crenças. Gradualmente todos se começaram a dispersar; um novo dia esperava-nos.
Chegou a hora de me ir embora. Enquanto eu subia, a escada de madeira entalhada transformava-se de maneira diferente em cada andar. Pensei: “Mesmo assim, o celibato é uma dura provação para um padre católico. É difícil para um homem por conta própria e pensamentos tristes vêm à mente com mais frequência; ele considera o mundo de maneira mais pessimista. E a verdade? Sim, não é possível conhecê-lo em toda a sua extensão, especialmente ao nível de tais conceitos universais.” Com isto, eu fui para a cama. A achar que tudo ficaria bem. Quão errado eu estava!
Agora, quando termino este conto, é final de março de 2020 e desde a minha reunião com o padre António, apenas dois meses e meio se passaram.
No entanto, como o mundo mudou. Aqui estou preso completamente em quarentena na minha casa, nos subúrbios de Barcelona. A epidemia, a praga, está a ocorrer na Espanha. Todos os dias, alguns milhares adoecem e muitos morrem. É mais grave no norte da Itália, onde o padre António conduz o seu ministério. Lá, muitos estão a morrer, várias centenas por dia, incluindo as equipas médicas e padres católicos. Espero sinceramente que nada de mau tenha ocorrido com o padre António.
Esta pandemia talvez não seja a mais mortal da história da humanidade. A taxa de mortalidade nas epidemias de sarampo e cólera atingiu trinta por cento; durante a peste negra (peste bubónica), eram noventa por cento. Mas esta pandemia causa um certo horror místico no homem moderno. O fato é que, provavelmente, demonstrou à humanidade em termos gritantes o quão pouco pode fazer diante de graves tribulações. Parece que nos enganamos, exagerando arrogantemente o nosso conhecimento e realizações. De fato, a situação levou-nos a um tempo em que a medicina moderna não existia. Por enquanto, só podemos contar com as capacidades dos nossos próprios organismos e com a ajuda de amigos.
Aqui está ele — o cavaleiro no cavalo branco. Como Shakespeare disse: «Uma praga em ambas as suas casas.» O Padre António estava certo. Deveríamos ter pensado nisso mais cedo com, no coração, verdade e na alma, fé.
Talvez ainda haja tempo e, depois de tomarmos medidas oportunas, não vejamos o cavaleiro no cavalo vermelho. Está na hora de a Humanidade crescer, e se tornar mais sábia, para se livrar do rancor e da desconfiança, para aprender a resolver juntos os problemas com os quais o destino nos apresenta, independentemente das nossas opiniões pessoais políticas ou religiosas, ou na ausência de tais.
O ódio mútuo é mais terrível do que epidemias e cataclismos. O poeta Robert Frost escreveu sobre isto:
Alguns dizem que o mundo terminará em fogo,
Alguns dizem no gelo.
Pelo que eu já provei do desejo
Eu fico com aqueles que favorecem o fogo.
Mas se eu tivesse que perecer duas vezes,
Eu acho que sei o suficiente de ódio
Digo isso para a destruição no gelo
Também é ótimo
E seria suficiente.
Já está claro que a pandemia mudará o nosso mundo. Para melhor, espero. Pelo menos, estou a contar com isso.
Barcelona 03/2020
©Traduzido para Português por Raquel Baltazar
Professora Auxiliar
Lisboa -Portugal
Asociación de Hispanistas de Ucrania
Asociación de Hispanistas de Ucrania
Ministerio de Cultura y Deporte
Centro de informação sobre o coronavírus Covid-19
Worldwide Spanish Literature Ministry
Unión Nacional de Escritores de España